Se asocia un mayor consumo de gluten en los primeros cinco años de vida, con un incremento en el riesgo de enfermedad celíaca

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La enfermedad celíaca se presenta comúnmente durante la primera infancia, llegando a afectar a uno de cada 71 niños en nuestro país. Desde hace varios años, son muchas las investigaciones que se vienen realizado en torno a esta enfermedad, entre ellas la administración de una futura vacuna, así como estudios que ayuden a indetificar los desencadenantes.

Por el momento, se sabe que la introducción tardía del gluten en la dieta del bebé no minimiza los riesgos, como tampoco lo hace la introducción precoz mientras se ofrece lactancia materna. Pero un reciente estudio ha determinado que la cantidad de gluten ingerida en los primeros años de vida sí podría tener un peso importante en el desarrollo de esta enfermedad en individuos genéticamente predispuestos a padecerla.

Los datos del estudio

Comer Gluten

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El estudio, llevado a cabo en la Universidad de Lund (Suecia), ha sido realizado en seis centros de investigación clínica en Suecia, Finlandia, Alemania y Estados Unidos y ha contado con una muestra de 6.605 niños con predisposición genética a desarollar la enfermedad celíaca.

Enfermedad celíaca en niños: síntomas y la importancia de la detección precoz

Para saber si existía esta predisposición, los investigadores realizaron previamente un cribado genético a los niños nacidos entre 2004 y 2010 que quisieran participar en el estudio, y a continuación se les hizo un seguimiento de su ingesta de gluten hasta la edad de cinco años.

Se les pidió a los padres que realizaran un registro diario de los alimentos y bebidas que sus bebés consumían durante tres días, así como un desglose por ingredientes de las recetas que les ofrecían. Las edades que se estudiaron fueron los seis, nueve y 12 meses, y posteriormente los 18, 24, 30, 36 meses y cinco años.

Al concluir el seguimiento en septiembre de 2017, se obtuvieron los siguientes resultados:

Los investigadores asociaron que por cada aumento de un gramo al día en la ingesta diaria (absoluta) de gluten, el riesgo de autoinmunidad y de enfermedad celíaca aumentaba, especialmente entre la franja de edad de los dos y los tres años.

La asociación fue evidente en todos los países participantes, excepto en Alemania, donde no había datos suficientes para sacar conclusiones definitivas.

Aunque el estudio enfatiza en que la mayoría de los niños participantes no desarrollaron la enfermedad celíaca, Carin Andrén Aronsson, autora principal del artículo y dietista en la Universidad de Lund informa:

«Una ingesta diaria de gluten de más de dos gramos a la edad de dos años se asoció con un aumento del 75 por ciento en el riesgo de desarrollar enfermedad celíaca. Esto es en comparación con los niños que comieron menos de dos gramos de gluten».

Sin embargo, para los investigadores supone todavía un desafío determinar que cantidades de gluten deberían recomendarse como seguras para evitar el desarrollo de la enfermedad, puesto que la ingesta va variando y aumentado durante los primeros años de vida. Además, existe la incertidumbre de que la ingesta de gluten informada por los participantes del estudio no sea del todo precisa.

Por ello, se sugiere la realización de un nuevo ensayo clínico en donde además se determinen qué grupos de alimentos con gluten tendrían mayor peso en el desarrollo de la enfermedad celíaca.

Este estudio vendría a sumarse a otro de similares características llevado a cabo en 2018, que estableció la relación de un patrón de alimentación saludable rico en vegetales, pastas, arroz y aceites vegetales, con una ingesta moderada de pescado, legumbres y carne, y bajo consumo de azúcar, cereales refinados y confituras, con unas menores probabilidades de autoinmunidad a la enfermedad celíaca.

Enfermedad celíaca: qué es y cuándo hay predisposición a padecerla

Estrictamente hablando, la celiaquía no se consiera ni una intolerancia ni una alergia alimentaria, sino una enfermedad autoinmune (es decir, una respuesta inmunológica contra el propio organismo) ocasionada por la exposición a las proteínas del gluten, presente en ciertos cereales.

La mayoría de las personas celíacas manifiestan uno o más síntomas, aunque también hay personas asintomáticas que no presentan ningún malestar. La enfermedad celíaca no solo afecta al aparato digestivo, sino a cualquier otro órgano del cuerpo humano, como la piel, los huesos o el sistema neurológico, por ejemplo.

Entre los síntomas más destacables en niños están la diarrea crónica, pérdida de apetito, distensión abdominal (tripa hinchada), pérdida de peso, gases, retraso en el crecimiento y talla baja, anemia, irritabilidad, tristeza, heces grasosas y con mal olor.

La enfermedad celíaca no es hereditaria, pero sí existe una predisposición genética a padecerla. La probabilidad de desarrollar celiaquía es de uno entre diez para niños con un familiar de primer grado diagnosticado.

También se encuentran entre los grupos de riesgo con mayor predisposición a la celiaquía las personas con diabetes tipo 1, Síndrome de Turner, Síndrome de Down, enfermedad tiroidea autoinmune, Síndrome de Williams y enfermedad autoinmune de hígado.

¿A qué edad introducir el gluten en la dieta del bebé?

Según la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE), el 75% de las personas celíacas estaría sin diagnosticar debido especialmente a que los síntomas pueden confundirse con otro tipo de patologías. Por eso es tan importante la implantación de protocolos de diagnóstico precoz, así como nuevas investigaciones que ayuden a detectar posibles factores desencadenantes.

Ante cualquier sospecha de celiaquía se debe acudir al especialista para la realización de las pruebas pertinentes que confirmen la enfermedad, ya que la exclusión del gluten de la dieta sin prescripción médica podría acarrear ciertos riesgos.

Fotos | iStock

Vía | JAMA Network

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