El pastor condenado acusó «confabulación» de las víctimas para culparlo

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En sus últimas palabras antes de ser condenado, Arturo Peralta volvió a invocar a Dios: dijo que oraba todos los días para que Él ilumine a los jueces en su deseo de ser absuelto.

La Cámara 8 ª del Crimen de la ciudad de Córdoba lo condenó a la pena de 16 años de prisión tras hallarlo culpable de 10 casos de abuso sexual con y sin acceso carnal en contra de mujeres mayores de edad de su iglesia Josafat de Jesús María.

Su status de «líder» -o envíado de Dios- ya había sido usado para callar a las víctimas cuando las sometía.

«Es más grave el pecado de denunciar al Pastor que el pecado de la carne», les decía, mientras abusaba de mujeres a las que encerraba en su oficina de la Iglesia. 

«Tiene una personalidad psicopática que se aprovechaba de su condición de pastor para conocer las vulnerabilidades de cada una de ellas y usar eso para satisfacer sus deseos personales”, dijo Hugo Almirón en diálogo con Radio Comunicar. 

Antes de la lectura del veredicto, el abogado defensor de Peralta, Jorge Johnson, insistió en la inocencia de su cliente y sugirió, en forma subsidiaria la pena de cuatro años de prisión.

La estrategia de la defensa fue acusar de «confabulación» de las víctimas, tratando de desmentir los relatos de las mujeres.

Para el Fiscal, la condena «fue justa». Almirón pidió 16 años de cárcel, mientras que el abogado de las víctimas, 17.