Un DT que prestigia la Liga

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Y Jorge Almirón ha regresado. A San Lorenzo, tras el traumático paso de Claudio Biaggio, un muy querido hijo de la casa que sufrió en carne propia una verdad tan vieja como el fútbol. Los ahorros de la valoración acumulados de pantalones cortos se esfuman sin atenuantes conforme los resultados muestran su peor cara. Con el plus de agravante que supone la ausencia de identidad que hasta los más piadosos hinchas del Ciclón achacaban al ciclo del Pampa. Identidad, lo que a grandes trazos se da en llamar identidad, es justamente lo que la comunidad futbolera atribuye al recién llegado. Más allá de venir de una experiencia de cosecha alejada de lo que se presumía, la de Atlético Nacional de Medellín, no ha perdido ni un ápice de prestigio, entendido como un lugar de privilegio entre los directores técnicos de techo por verse e incluso apto para la Selección.

Almirón, en su último paso por Nacional de Medellín. (EFE/Luis Eduardo Noriega)

Es que en el pelotón de las nuevas camadas Almirón cotiza alto. Muy alto. Porque es tan cierto que Guillermo Barros Schelotto sigue en carrera para cruzar victorioso la meta de la Copa Libertadores, a bordo de su Ferrari, como que en sus momentos de marea baja su puesto estuvo en duda y los vientos de la duda acercaron el nombre de Almirón. En tren de simplificar, no es exagerado perfilar al flamante entrenador de San Lorenzo como a un genuino animal del ataque. Un partidario de lo que Marcelo Bielsa daría en llamar protagonismo y las tribus desveladas por el buen gusto llamarían propuesta. Por raro sortilegio del mundo de la número 5, la expresión más luminosa del ideario de Almirón se consumó hace dos años y pico al frente de Lanús, en el Monumental y mano a mano con San Lorenzo. Goleada y exhibición.

Festejo del título 2016 de Lanús, cuando goleó 4-0 en la final al Ciclón (FOTO GUSTAVO GARELLO

Algo de eso, pelotita redonda y masivo compromiso con el arco de allá, pero sin ingesta de vidrio, es la tácita promesa de un DT cuya presencia en la Superliga sube la vara de la calidad.